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Foto del escritorComunicación Hospice

“Hablar libera y escuchar reconforta”

El voluntariado es, por sobre todas las cosas, un servicio generoso, una entrega desinteresada por el bien de los demás. Estos meses atípicos de aislamiento nos han mostrado muchísimos ejemplos de esto en el Hospice Buen Samaritano.



Nuestros voluntarios dan calor a nuestra casa y la hacen hogar para muchos. Durante la pandemia, replicaron ese espíritu, sin el ‘cara a cara’, sin abrazos, pero reemplazándolos por más espacios de oración, llamados telefónicos, escucha activa y contención.



Alejandra, voluntaria del Hospice, contó que rápidamente comenzaron a organizarse porque, a pesar de la cuarentena -y sobre todo por la cuarentena- “algo había que hacer”, por lo que se pusieron en movimiento para adaptar el voluntariado a la nueva situación. Rápidamente, comenzaron a contactar telefónicamente a quienes ya venían acompañando a través de los hospitales y en sus domicilios.


Respetuosamente, nos acercamos y, figurativamente, nos dejaron entrar en sus casas, en sus realidades. Les ofrecimos escucha activa y contención, que era lo que estaba a nuestro alcance, más allá de la atención que seguía brindando el equipo sanitario de profesionales en hospitales y hogares”, agregó.



"Más allá de la salud física, acompañamos las necesidades emocionales, de los vínculos, las espirituales e inclusive ante el duelo", refirió Alejandra.


Hablar libera y escuchar reconforta. En estos tiempos, no pudiendo estar físicamente, la tecnología nos permite generar esos espacios de encuentro para compartir y acompañar. Así como sentir a Dios es sentir Su voz, los voluntarios se proponen y se ofrecen como instrumento para que su voz reconforte como la del Padre. Sin importar cómo, lo importante es que esa voz esté.


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